La energía nuclear está de moda otra vez por calentamiento global y alza en precios del petróleo
Se ha salido de la sombra del desastre de Chernobyl y asoma ahora como una alternativa interesante de energía limpia.
Gran Bretaña ha expresado un renovado interés en esa energía y anunció la construcción de varias plantas nucleares.
Esas plantas producen actualmente alrededor del 20 por ciento de la electricidad que consume ese país, pero todas, con excepción de una, deben dejar de funcionar para el 2023.
Sin embargo, algunos países que también apuestan a la energía nuclear tienen pésimos antecedentes en cuanto a seguridad industrial y corrupción, lo que hace que más de uno se muestre alarmado ante la proliferación de esa tecnología.
China tiene 11 plantas nucleares y espera contar con otras 30 para el 2020. Un informe del Instituto de Tecnología de Massachusetts indica que los chinos deberían construir 200 reactores más para el 2050 si quieren mantener su actual ritmo de crecimiento.
En la actualidad hay más de 100 plantas nucleares en distintas etapas de construcción o planificación y aproximadamente la mitad se encuentra en China, India y otras naciones en desarrollo.
Argentina, Brasil y Sudáfrica se proponen ampliar programas ya existentes, en tanto que Vietnam, Tailandia, Egipto y Turquía son algunos de los países que planean construir su primer reactor nuclear.
En riesgo
La inquietud no se limita a los países en desarrollo. La industria nuclear de Japón, por ejemplo, todavía no se repone del escándalo de hace cinco años, cuando se reveló que había habido informes falsos sobre inspecciones de fisuras en los reactores.
Una empresa sueca que maneja un reactor nuclear tardó mucho tiempo en informar al público sobre un incendio en la planta en el verano pasado. Y una falla grave en el mecanismo de apagado automático de una planta búlgara en el 2006 no fue reportado, hasta que alguien filtró la noticia dos meses más tarde.
La transparencia en la industria nuclear será un tema más delicado todavía en países como China, cuyos gobiernos controlan la información.
Quienes desconfían del uso de energía nuclear tienen presente la crisis de 1986, cuando el gobierno soviético trató de ocultar la magnitud del problema derivado de una fusión nuclear.
Tampoco olvidan la fusión parcial que hubo en el reactor de Three Mile Island, en Pensilvania, Estados Unidos, en 1979.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) calcula que, al paso actual, se podría duplicar la cantidad de gigavatios generados por reactores nucleares en dos décadas y representar el 13,3 por ciento de la electricidad generada en todo el mundo.
"Hay un renacimiento de la energía nuclear", afirmó Anne Lauvergeon, directora ejecutiva de la firma francesa de energía nuclear Areva. "La energía nuclear ya no es el diablo. El diablo es el carbón".
Philippe Jamet, director del departamento de seguridad en las instalaciones nucleares de la AIEA, asegura que los antecedentes de la industria son impecables. Pero acota que los países que incursionan por primera vez en este campo "tienen que aprender, y aprenden de sus errores".
La AIEA, dependiente de las Naciones Unidas, fue creada en 1957 en buena medida para evitar errores y suministrar controles de calidad y conocimientos a los países con programas nucleares, al tiempo que supervisa los tratados en esta materia.
Los peligros
- El almacenamiento de desperdicios radioactivos, que siguen siendo tóxicos por miles de años, es otro problema, lo mismo que el cierre de plantas nucleares que ya no son seguras. Quienes promueven la industria nuclear, no obstante, dicen que los nuevos reactores tienen mecanismos de seguridad avanzados y pocas partes que hay que trasladar.
- Una misión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) comenzó el jueves una nueva revisión de la planta nuclear japonesa dañada en julio por un fuerte seísmo que causó varias fugas radioactivas. La planta de Kashiwazaki-Kariwa, con siete reactores, es la mayor del mundo en capacidad de producción.
- Egipto anunció que lanzará en febrero una licitación internacional para la construcción del primer reactor nuclear, por un monto de 1.500 a 1.800 millones de dólares. El presidente Hosni Mubarak anunció en octubre que Egipto estaba decidido a dotarse de varias centrales nucleares, retomando un programa nuclear paralizado desde hace 20 años.
Viena
Con Efe
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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