En Chile se ha desestimado siquiera debatir acerca de la conveniencia de implementar plantas nucleares para generar energía eléctrica. Lo anterior, no obstante, se trata de una energía eficiente y limpia, que es ampliamente utilizada en el mundo, y que a pesar de incidentes como el de Fukushima y otros aislados, es segura. Sin embargo, invariablemente, por razones más sentimentales que técnicas, se ha cerrado la puerta a la discusión.
En la edición de ayer se informó que Argentina está en proceso de puesta en marcha de su tercera planta nuclear, la cual se encuentra a tan sólo 115 km de Buenos Aires. La primera planta se construyó en ese país hace 40 años y las tres que poseen contribuyen en un 10% a la matriz energética total del país. Argentina no es el único en Sudamérica que tiene este tipo de energía. Brasil tiene dos plantas y está en proceso de construcción de una tercera, todas a 180 km de Río de Janeiro, y México tiene dos plantas también. Además, hay países como Francia, en que más del 77% de la energía proviene de esta fuente.
Si dichos países cuentan con ese tipo de energía, ¿por qué nosotros no? Hay que considerar que Chile tiene grandes ventajas con respecto a estos países, pues contamos con espacio suficiente en zonas no habitadas del norte del país, donde podría emplazarse una planta de esta naturaleza. Además, tal planta podría generar la energía necesaria para instalar plantas desalinizadoras permitiendo así también solucionar el problema de agua fresca de esa extensa región, aumentando así su habitabilidad y potencial económico.
Javier Jara Cáceres
Abogado
Saludos
Rodrigo González Fernández
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