El Gobierno se ha comprometido a reducir el uso de carbón en el este del país, así como a limitar su dependencia del combustible a nivel nacional, en un momento en que los líderes chinos se esfuerzan por responder a la creciente preocupación pública por los asfixiantes niveles de contaminación. El mineral representa el 70% del consumo energético del país. Según un comunicado hecho público por el Gobierno, para mermar la contaminación se apostará por el gas natural y la energía nuclear.
El objetivo del plan es la reducción de un 25% de las partículas contaminantes en la región de Beijing-Tianjin-Hebei, al norte de China, y más del 10% a nivel nacional para 2017. El comunicado dice además que la contribución de los combustibles no fósiles, como la energía eólica y solar, se elevará al 13% en 2017, frente al 9,1% del año pasado. El actual plan quinquenal de China prevé que los combustibles no fósiles llegarán al 11,4% para 2015.
Para llegar a sus objetivos, China hará hincapié en el aumento del consumo de gas natural y "desarrollará su capacidad de energía nuclear". El Gobierno quiere aprovechar los potencialmente vastos recursos nacionales de gas de lutita en la provincia de Sichuan, al mismo tiempo que intenta aumentar los suministros de gas natural por tuberías de Asia Central, y los de gas natural líquido de Australia y Canadá.
El plan se centra en gran medida en las zonas desarrolladas del este, pero dice poco acerca de cómo controlar la contaminación de las zonas del oeste de China que se están desarrollando rápidamente. Tampoco está claro cómo se medirán los nuevos objetivos, ni cómo se cumplirán, unos de los grandes desafíos en la reducción de los niveles de contaminación.
Pekín, Shangai, Guangzhou y otras grandes ciudades chinas tienen que limitar "estrictamente" el número de vehículos para frenar la contaminación, según el plan , mientra que otras ciudades deben de tener controles "razonables".
El Consejo de Estado dice que estos pasos ayudarán a reducir el número de días muy contaminados con un "margen relativamente amplio" durante los próximos cinco años, y que se deshará de ellos durante los siguientes cinco años o más.
El mismo día, Pekín ha anunciado su propio plan quinquenal para mejorar la calidad del aire con medidas similares al nacional, según la agencia de noticias china Xinhua. Las autoridades municipales de la capital reducirán el consumo de carbón, promoverán energías más limpias y reducirán las producciones altamente contaminantes.
El Consejo de Estado ha asegurado en el plan para reducir la contaminación (www.gov.cn) que la contaminación del aire "daña la salud de la gente y debilita la armonía y la estabilidad social". Según expresa, "garantizar un aire limpio está relacionado con la sostenibilidad del crecimiento económico y la capacidad de cumplir el "sueño del gran renacimiento de la nación china".
Este anuncio se ajusta a la promesa del primer ministro Li Keqiang del pasado marzo de reducir la contaminación del aire en las ciudades, que dijo le causaba "pesadez en el corazón". La contaminación se ha convertido en la principal causa de descontento social en China, según dijo Chen Jiping, un exdirigente del Comité del Partido Comunista de asuntos políticos y legislativos, ese mismo mes.
En enero, la lecturas de partículas contaminantes del aire con un diámetro de 2.5 micrómetros o menos en Pekín subieron a un récord de 993 microgramos por metro cúbico. La Organización Mundial de la Salud recomienda que la exposición a estas durante un día no sea de más de 25 microgramos.
Durante mucho tiempo, China ha intentado hacer frente a la contaminación por carbón, que constituye alrededor del 70% del consumo energético chino. Pero ha tenido problemas para reducir su consumo debido a los limitados recursos domésticos de energía alternativa. En el nuevo plan, el Gobierno dice que reducirá la porción de consumo de carbón a menos de 65% para 2017.